Últimamente le he cogido mucho cariño a la calabaza y he hecho varias recetas, que iré colgando, con ella.
La calabaza muy rica en sales minerales particularmente en fósforo y calcio, por lo que es sumamente conveniente para los casos de raquitismo, caries de los dientes, y en todas las enfermedades de los huesos. Son laxantes, digestibles y estimulan la buena función intestinal, aconsejándose mayormente en los estados febriles durante el embarazo. Además la calabaza goza de excelentes propiedades terapéuticas en las enfermedades agudas del parto digestivo, especialmente en la inflamación de los intestinos, en la fiebre tifoidea y en la disenteria.
- Estimula la función del páncreas ayudando a regular los niveles de azúcar en la sangre.
- Colabora en la eliminación de mucosidades en los pulmones, bronquios y garganta.
- Ayuda a fortalecer el sistema inmunitario por su riqueza en antioxidantes.
- Su elevado contenido en betacaroteno y alfacaroteno, disminuyen el riesgo frente al cáncer de próstata y enfermedades cardiacas.
- Coadyudante en el tratamiento de las cataratas ya que esos pacientes suelen presentar bajos niveles de beta y alfacarotenos.
- Es una gran fuente de Potasio
- Contiene vitamina C.
Ingredientes para esta crema:
Seguro que a muchos os sorprende como me pasó a mi en su momento: la crema de calabaza se hace con caldo de pollo. Así que lo primero es hacer un buen caldo de pollo.
Allá vamos: en una olla express se echan la cebolla, las zanahorias, el apio, el muslo de pollo, un poco de aceite y de sal y se añade el agua. El tiempo depende del fabricante y del tipo de olla. Respecto a la mía, se hace en unos 15 minutos.
Una vez hecho el caldo, se pela la calabaza y se echa en otra cazuela grande y se añaden al menos dos cazos del caldo. Se deja cocer a fuego medio hasta que la calabaza esté blanda. Se echan las zanahorias y la cebolla del caldo que hemos hecho previamente y se deja unos minutos más. Sólo queda coger la batidora y pasarlo todo bien.
En cuanto al emplatado de nuestra crema de calabaza, se me ocurrió freir un poco de pan en aceite para hacer croûtons y además, espolvorear romero por encima.
Y según mis más fieles seguidores y degustadores de mis platos diarios, mis padres, como no, la receta está más que conseguida, e incluso superada por la que han hecho toda la vida. Por lo que os animo a probarla.
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