Ha sido la primera vez que la hacía y todo un éxito; eso sí, después de buscar en unas 10 o 12 recetas, hasta que he encontrado dos que me parecían adecuadas y les he mezclado a mi criterio.
Ingredientes:
100 gr de mantequilla en pomada
Unas 12 galletas digestive
4 huevos
Ralladura de limón
Una tarrina y media de crema de queso (unos 350 gr)
Nata líquida o de cocinar
Lo primero que tenemos que hacer es triturar las galletas. Hay dos opciones, una, triturarlas en una batidora, o dos, meterlas dentro de un paño y golpearlas contra la mesa (es lo que he hecho).
Cuando las galletas se hayan reducido a polvo se mezclan con las manos en un bol con la mantequilla. Cuando estén bien mezcladas se pone papel de hornear en un molde redondo y se hace una capa de galletas con mantequilla extendiéndolo con las manos (aconsejo que probéis la mezcla una vez hayáis rellenado todo el fondo del molde, o de lo contrario… ¡Os lo comeréis! Porque está delicioso…).
Mientras se hornea se hace la crema. Se mezclan los huevos con la crema de queso, la nata, el azúcar y la ralladura de medio limón. Se bate hasta que los grumitos del queso hayan desaparecido por completo y se vierte sobre las galletas una vez hayan pasado los 10 minutos de hornearlas.
A partir de aquí, se pone la tarta tapada con papel de aluminio a 220º durante aproximadamente una hora, hasta que esté hecho (se comprueba con un palito de madera).
Se deja enfriar un poco y luego se mete en el frigorífico unas dos horas. A la hora de servir, se puede decorar con frutos rojos.
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