La cebolla estimula el apetito y estabiliza las funciones del aparato digestivo.
Algunas de sus propiedades son:
¨ Antitrombóticas, activa la circulación sanguínea.
¨ Favorece la eliminación de líquidos corporales.
¨ Remedio natural en el tratamiento de afecciones respiratorias.
¨ Estimula el hígado y favorece la digestión.
¨ Su consumo disminuye las alergias producidas por el polen.
¨ Da brillo al cabello.
¨ Y es un buen desinfectante a nivel local de picaduras.
Estas cebollas se pueden encontrar en casi cualquier supermercado, además, no pican y son muy delicadas tanto de sabor como de cocinar, por lo que hay que tener sumo cuidado al cocinarlas ya que pueden deshacerse fácilmente.
Sólo hay que tener paciencia y tiempo para esta delicia de receta.
Se necesitan pocos ingredientes: cebollas francesas, sal, azúcar, agua, mantequilla, vinagre de módena y vino dulce.
Primero, se ponen las cebollas peladas y enteras en una cazuela, pero no amontonadas, es decir, ocupando sólo el fondo de ésta.
Segundo, se pone encima de las cebollas la sal, el azúcar (unas dos cucharadas, dependiendo de cuántas cebollas haya y de cuanto nos guste el contraste dulce-salado), un par de trozos de mantequilla; y se cubre de agua hasta la mitad de las cebollas, es decir, sin cubrirlas.
A continuación se pone papel de hornear con un agujero en medio para que salga el vapor y se hagan las cebollas con éste. Se tapa la cazuela y a fuego medio se dejan 15 o 20 minutos.
Pasado este tiempo, se destapa, se quita el papel de hornear, se añaden el vinagre (un par de cucharadas) y el vino dulce (al gusto, mínimo medio vasito). En este momento, hay que estar muy pendiente de ellas, ya que hay que darles vueltas continuamente, para que se hagan bien y se impregnen del vinagre y el vino; como ya he dicho antes, dar vueltas con cuidado porque son sumamente delicadas en esta fase.
Estarán hechas una vez que se haya consumido todo el agua y sólo quede una salsa espesa y glasee las cebollitas.
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