Se utiliza para múltiples recetas. En mi opinión, como acompañamiento de carnes.
Esta receta necesita paciencia y tiempo.
En cuanto a ingredientes es aún más sencilla que las glaseadas: aceite, azúcar moreno, vinagre de módena y vino dulce.
Se pelan y se trocean en juliana muy finita. Se echan en una cazuela con un poco de aceite, a fuego lento, y se pochan hasta que empiecen a quedar transparentes. En este momento se añaden una cucharada de azúcar moreno por cada cebollita, dos cucharaditas de vinagre de módena y el vino dulce (es preferible vino Pedro Ximénez).
A partir de aquí, paciencia. El vino y el vinagre deben consumirse hasta que se quede una salsa espesa y las cebollas se queden de color caramelo.
Este es el aspecto que debe quedar al final.
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