Coeur de cuisine

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Coeur de cuisine - Corazón de cocina

miércoles, 11 de mayo de 2011

Tiramisú

Y siguiendo con la esencia italiana, intercalado con la pasta fresca, os dejo mi receta de Tiramisú.



Es un plato típico italiano, a base de bizcochos, café, licor de avellanas y por supuesto, su crema de queso Mascarpone. Este queso es muy cremoso y muy usado en postres ya que es algo dulce y altamente calórico. Se trata de una sucesión de capas de bizcochos, crema y cacao en polvo.


Hay múltiples variaciones de este postre, y la verdad, que he visto varias recetas, por televisión y en libros, y me sigue gustando más la que he hecho siempre, que es ésta.



Es mi primer postre por excelencia que hago en casa desde que soy muy pequeña. Igual que he hecho yo durante más de diez años, los niños pequeños, pueden ayudaros, e incluso dependiendo de la edad que tengan, pueden hacerlo casi solos, seguro que están tan encantados de hacerlo como cuando lo hacía yo.

El Tiramisú es mi postre favorito ante todo, junto con un buen helado o un pastel ruso. Son tres cosas a las que no puedo decir que no; mucho tengo que haber comido para decir que no a una de esas tres cosas.



Siempre, hasta hoy, hemos hecho el Tiramisú con bizcochos comprados, sale igualmente bueno. Sin embargo, hoy, para variar y no hacer una receta convencional, y ya que le tengo tanto aprecio al bizcocho del Brazo de gitano, he decidido hacerlo con bizcocho hecho en casa.


Este bizcocho es la base de los brazos de gitano que ya os he enseñado en otras recetas anteriores; lo que no he dicho en ellas, es que es el bizcocho de mi abuela, es el que ha hecho toda la vida, y yo lo he heredado, por supuesto.
No os dejo la receta para hacerlo, pero si el enlace donde podéis encontrar los ingredientes y las explicaciones pertinentes para ello, ya que lo hemos hecho varias veces.

Aunque si que os voy a explicar qué hacer para obtener bizcochos como tal.



En cuanto tenemos la plancha del bizcocho fuera del horno y sin el papel (dado la vuelta sobre un paño, tal y como en el brazo de gitano) volvemos a darle la vuelta sobre el paño y con un buen cuchillo (yo usé uno de sierra fino) lo corté como en la foto.

Se suele recomendar que los bizcochos sean de Savoiardi, que son los duros y más pequeños, pero siempre me ha gustado más usar los blandos, aunque hay que tener mucho más cuidado.



A continuación os dejo los ingredientes y aunque el bizcocho que he usado sea hecho en casa, les llamaré “bizcochos” ya que habitualmente lo he hecho con los comprados. En cuanto a la cantidad no puedo deciros el número exacto de ellos, ya que depende del tamaño del bizcocho, del molde, bandeja o copa que uséis, la cantidad será muy diferente.
Habitualmente con bizcochos comprados, suelo usar bolsa y media.
En este caso, ya que los bizcochos eran caseros y más grandes, hice dos planchas y usé alrededor de una plancha y un cuarto.

Ingredientes:
-500 gr de queso Mascarpone
-bizcochos
-2 yemas de huevo
-4 cucharadas de azúcar
-medio vasito de vino de licor de avellanas (se puede aumentar o reducir la cantidad al gusto)
-cacao en polvo
-dos cucharadas generosas de nata montada de pastelería
-una clara a punto de nieve
-café bien cargado (una cafetera de 6 tazas)


Una vez hechos los bizcochos, podemos empezar con nuestra receta.

Primero tendremos que hacer el café para que no nos quememos. Mientras, vamos preparando todos los ingredientes para tenerlos a mano. Y elegimos una copa o bandeja o molde hondo.
Cuando tengamos el café hecho, removemos con una cucharilla y vertemos una parte en un plato hondo para que se vaya enfriando.


Hacemos la crema: en un bol grande, mezclamos el queso con el licor y el azúcar, removemos bien con las varillas, y a continuación, añadimos la nata, y los huevos, volvemos a batir con las varillas y por último, agregamos la clara a punto de nieve, incorporándola con movimientos envolventes con una lengua.



Montamos el postre: situamos nuestro recipiente cerca del plato del café y comenzamos a remojar los bizcochos uno a uno en el café, hasta cubrir el fondo con éstos.
Hay que ser muy rápido en este paso ya que los bizcochos en cuanto se humedecen un poco se rompen, así que no hay que bañarlos ni dejarlos flotando como barquitos en el café, ya que serán inutilizables para nuestro postre.
(Uso guantes para hacer esto, ya que el café amarillea los dedos al cabo de un rato).



Una vez cubierto el fondo con los bizcochos, cubrimos con la crema, ayudándonos de un cazo; hay que ser generoso, aunque tampoco hay que pasarse.
A continuación, espolvoreamos el cacao (al gusto) tamizándolo sobre la crema y los bizcochos.



Repetimos estos pasos (bizcochos, crema y cacao) tantas veces como en nuestro recipiente nos sea posible, aunque de todas formas, no suelen hacerse más de dos o tres capas de bizcocho.
Se termina espolvoreando con más cacao.
Y se tapa con papel film.

Dejamos reposar al menos dos horas en el frigorífico (aspecto de las fotos) aunque es conveniente, si es que podéis resistiros (yo no pude…), que lo consumáis al día siguiente, ya que la crema se habrá compactado por completo y además de sabor es aún más bueno, si cabe.



Una advertencia: no apuréis la bandeja hasta arriba del todo, ya que si no el cacao se pegará al papel film, y en el momento de servir quedará muy feo.

Para servir espolvorear más cacao, ya que se habrá humedecido con la crema, durante la noche, y queda más oscuro.

No dudéis en hacer este postre, os aseguro que quedaréis sorprendidos y vuestras visitas agradecerán tan maravilloso bocado…
De momento todo han sido halagos y exquisiteces para tan extraordinario dulce.