Es un perfecto acompañamiento de cualquier carne. Es muy sencillo de preparar.
Lo primero es precalentar el horno mientras vamos haciendo la salsa.
Se necesita un mortero con los siguientes ingredientes: semillas de cilantro, orégano, sal, pimienta, un ajo y, la receta original es con chile fresco rojo picado, pero en este caso no tenía y usé salsa de ají líquido, aunque también se puede usar tabasco, si se tiene más a mano. Una vez bien machacados los ingredientes se añade aceite, unas dos o tres cucharadas.
Después, se corta en cuartos la calabaza y, con las manos, aunque te pringues, se untan bien, y se colocan en una bandeja para horno, con la piel hacia abajo.
Se meten al horno durante unos 25 minutos. Cuando estén hechas estarán blandas y además se apreciará que el color cambia ligeramente, se volverán un poco más doradas (he puesto las fotos del antes -aquí arriba- y del después -1ª foto y aquí abajo- para que veais la diferencia).
¡Ah! Y por cierto… ¡Las semillas no se tiran! Se ponen en un cuenco de cerámica o de cristal resistente al calor del horno y se aliñan con poquito de aceite, sal, ajo, orégano y perejil. Se meten a la vez que las calabazas, durante unos 15 minutos…
¡Y ya tenéis unas estupendas y diferentes pipas de calabaza caseras!
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